jueves, 21 de junio de 2012

Y la vida sigue...


En este esplendoroso día estoy aquí, sentada ante tu tumba como tantas otras veces, para sentirte cerca y decirte lo mucho que te extraño... porque hay momentos como este en que tu ausencia le pesa demasiado a mi soledad.

Te cuento que hace una semana perdí a mi abuelita, esa mujer fuerte que tu conociste, que era ejemplo de carácter y autoridad, pero tu ya lo debes saber, porque ella esta allá contigo... mientras yo siento por ello una tristeza que no te puedo describir, sé muy bien que siempre he defendido la felicidad y buscar el lado bueno de las cosas.... pero hoy quiero defender mi derecho a la melancolía, tengo claro que tengo muchas razones para ser feliz y las agradezco todos los días a Dios; pero quiero estar afligida, quiero vivir mi duelo como no lo he podido hacer... como no lo pude hacer cuando tu faltaste, quiero sentir  la dimensión de mi perdida, quiero vestirme de negro para representar el luto de mi alma, no quiero buscar razones para olvidarlos... ni a ti, ni a ninguno de mis muertos.

Hoy solo quiero recordar las historias, las canciones y el mal humor de mis abuelos Guillermo y José María, los consejos, las impaciencias y los buenos ejemplos de mis abuelas Isabel y Emelina, la tranquilidad y los dichos de mi papá Iván, la sonrisa de Javier ese amigo de la infancia que me hacia reír, la mirada de todos los compañeros con los que estudie y quisieron servir a la patria con sus vidas y por supuesto tus besos, tus abrazos y tus sonrisas entre las filas, mi querido Didier.

Sentada aquí frente a tu lápida te siento a mi lado, quiero sentirme entre tus brazos... sin pensar... sin extrañar... sólo sentir, sentirme cerca a ti y a todos mis muertos y agradecerles haber compartido sus vidas conmigo, haberlos conocido fue un placer y un honor que no tengo como pagar; sus almas son las estrellas que iluminan mi cielo cada noche, sus vidas la musa que inspirará por siempre mis letras y su amor esa huella que nunca se borrará de nuestros corazones... ¡Gracias! 

Y esta como tantas otras veces... la vida sigue...

Lida Garay

viernes, 8 de junio de 2012

Sabor a ti... sabor a mi.


Por un momento tuve la loca idea de que el sabor de tus labios había quedado en mi boca,
pero me di cuenta del error cuando sentí que mis manos necesitaban algo.... ¡tu piel!
Y cada uno de mis cinco sentidos reclamaron:
 tu presencia,
tu cuerpo,
tu olor,
tu voz 
y por supuesto
tu sabor.

Si yo guardo tu sabor, si se quedo en mi...
¿Tú llevas sabor a mi?